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Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair fomenta el emprendimiento de las familias amazónicas

El Reventador (Sucumbíos).- El Matrimonio Aguirre – Recalde, junto con sus ocho hijos, habitan en lo alto de una colina en medio de la selva amazónica en Sucumbíos. Ellos son una de las 120 familias del área de influencia que son beneficiadas directamente con la construcción de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.

Junto a una vía de hormigón, se ubica su vivienda, justamente en el kilómetro 82 en el Recinto San Francisco.

Mariana Recalde lleva 40 años en el sector y ella dice que desde el 2011 comenta sus vidas cambiaron.

Ellos reciben la ayuda por la construcción de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, la más grande del país. Gracias a esta obra se impulsan proyectos locales, como granjas integrales. En el 2011 la familia Aguirre – Recalde recibieron dos cuyes, al cabo de un año llegaron a tener 300.

“La gente de Coca Codo nos ayudó con la entrega de la primera pareja de cuyes, material de construcción con el cual fabrique el galpón y además nos ayudaron con la entrega de alimento”, expresó Marcelo Aguirre esposo de Mariana.

En la granja integral de la familia ahora también hay 60 gallinas. La pareja de esposos comenta que “todo depende de quién quera salir adelante”. Coca Codo Sinclair ayuda a la crianza de animales menores, como las gallinas, con el compromiso que las familias beneficiadas no abandonen la producción agrícola.

A pocos metros, colina abajo, atravesando un pequeño huerto de granadillas, Marcelo ha construido dos estanques. “Queremos criar cachama (variedad de pez de estanque) porque la trucha nos fue bien”, indicó Mariana al momento que se caminaba del gallinero a las chancheras.

Actualmente crían tres puercos y con la ayuda de la empresa pública Coca Codo Sinclair están seguros que pronto serán varios más.

“Todo depende de trabajar. No hay que quedarse con los brazos cruzados. El estado nos ayuda, pero nosotros también debemos ayudarnos”, afirma Marcelo.

El padre es conductor de uno de los vehículos de fiscalización de la obra. Asegura que en la actualidad es mejor remunerado. Antes trabaja en Shushufindi, a más de una hora de viaje de su hogar.

Su actual horario es desde las 07:00 hasta las 17:00. Trabaja 15 días y descansa seis. La casa de máquinas está a 20 minutos de su casa.

“Lastimosamente el que no sabe pensar bien es el que no aprovecha. Aquí trabajamos más de 4000 personas”, manifestó Marcelo.

Marcelo Aguirre y su esposa Mariana Recalde aseguran que el ecosistema no se ha visto afectado. “Nosotros conversamos con los vecinos y todos estamos de acuerdo”, explicó la pareja de esposos. JRE / El Ciudadano.


 

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