Las absurdas amenazas de Peñaherrera

En su blog personal, el Secretario Nacional de Comunicación, Fernando Alvarado Espinel, publicó un artículo referente al pedido de derecho a la réplica que hizo el empresario Blasco Peñaherrera Solah al canal público Ecuador TV, por supuestas acusaciones hechas por el Presidente Rafael Correa en el enlace ciudadano del 22 de febrero.
Este es el artículo completo de Fernando Alvarado cuya versión original se puede encontrar en este link:
Las absurdas amenazas de Peñaherrera
El dirigente empresarial quiteño y dueño de la empresa encuestadora Market, Blasco Peñaherrera Solah, rebasó todos los límites del sentido común, quizá con algún afán de esconder actos ilegítimos, antiéticos y violentos.
A su absurda advertencia de que, presuntamente, iniciará acciones legales contra el presidente de la República, Rafael Correa, por supuestas injurias en el Enlace Ciudadano del sábado 22 de febrero, sumó el hecho de exigir que el canal público Ecuador TV le concediera el derecho a la réplica, bajo el supuesto de que este medio de comunicación es el responsable de emitir el Enlace, sin darse cuenta de que lo mismo hacen, voluntariamente, cientos de canales y radios en el país con este espacio que lo produce la Secretaría Nacional de Comunicación (SECOM).
Por esa razón, su pedido de réplica no tiene ningún sentido y RTVECUADOR no atendió dicha solicitud, por cuanto los contenidos de la rendición de cuentas presidencial no son de su responsabilidad. Tampoco la SECOM encuentra, en la intervención del Presidente Correa, ninguna frase o expresión que falte a la verdad o que deba ser rectificada. Todo se basó en opiniones, que suscribimos totalmente, y en críticas a su indecente forma de manejar su red social twitter, por lo tanto no existe asidero alguno para su show recurso de réplica.
Peñaherrera no se conformó con usar las redes sociales en su beneficio el viernes 21 de febrero, 48 horas antes de los comicios seccionales y bajo las estrictas disposiciones del silencio electoral sino que, además, agredió en su cuenta de Twitter a quienes reprocharon su deshonestidad al difundir esas cifras.
En su incapacidad de pretender que los ciudadanos olvidáramos la inmoral divulgación de las encuestas por las redes sociales, datos en los que, por supuesto, iban adelante los candidatos del sector más retardatario del país, envió un tuit en el cual amenazaba a los miembros del Gobierno, en el sentido de que, según él, quedaban pocas horas para que permanecieran en el poder y, por tanto, tendrían que esconderse en las alcantarillas como hizo Gadafi en Libia.
Por su torpeza para razonar y reflexionar, Peñaherrera con su violencia verbal expresada en la red social, no puede entender que el presidente Correa tiene todo el derecho de opinar sobre cualquier aspecto y tema de la vida nacional e internacional, en especial si el hecho afecta directamente a la nación, en este caso la tramposa ruptura del silencio electoral y las amenazas proferidas al Gobierno.
Por tanto, ¿cómo pretende “iniciar acciones legales” contra el Presidente quien destroza los más elementales principios del sentido común, de la ética, de la prudencia y del juego limpio? Cabe decir: ¡Qué caretuco!
Quien debería iniciar acciones legales contra Peñaherrera es el Consejo Nacional Electoral (CNE), pues la temeraria e intencional difusión de las encuestas pudo haber influido en el ánimo y en la decisión de los votantes, más aún siendo él representante legal de una encuestadora calificada por el organismo electoral, lo cual constituye una burla al espíritu de la ley y al propio CNE.
Y quienes deberíamos denunciarlo por las infamias que escribió en su cuenta de Twitter tendríamos que ser los miembros del Gobierno, a quienes pretendió reducirnos a la categoría de un grupo de cobardes que nos esconderíamos y no afrontaríamos con valentía y autocrítica los resultados electorales, tal como hicimos inmediatamente después de conocer las cifras a boca de urna minutos después del cierre del proceso, a las cinco de la tarde del domingo 23.
No actuamos como algunos rivales políticos que, según se conoce, estaban listos para iniciar otra de sus conocidas campañas sucias denunciando un supuesto “fraude” en caso de que no ganaran sus representantes, en especial el de Quito.
Peñaherrera sabe que somos personas de bien, que asumimos nuestros triunfos y nuestras derrotas con ánimo patriótico y con espíritu democrático y que, a diferencia de él, jamás rebasaremos los límites de una contienda justa.
Peñaherrera sabe también, que estamos convencidos de un proceso revolucionario que está haciendo historia en el país porque, entre otros hechos trascendentes, estamos dejando atrás a la partidocracia a la que él y el grupo que lo rodea han pertenecido y que, de una u otra manera, son responsables de los grandes atropellos políticos, financieros y sociales que ha sufrido este país.
Por último, sepa el señor Peñaherrera que ya nadie le cree, pues, aunque le duela, una vez más triunfamos en las urnas y el masivo apoyo a nuestro Presidente y a la Revolución Ciudadana se mantiene intacto.